La edición Global del periódico El País de España publicó este jueves 6 de enero un artículo titulado “Cómo llegó Sudamérica a liderar la carrera mundial de vacunación”. Escrito colectivamente por Naiara Galarraga Gortázar, Federico Rivas Molina, Santiago Torrado, Jacqueline Fowks y Rocío Montes, de las redacciones de São Paulo, Buenos Aires, Bogotá, Lima y Santiago de Chile, el informe recorre la situación respecto de la vacunación contra el covid en distintos países de nuestra región.
La extensa nota, de la que nos interesa particularmente el tramo referido a nuestro país, comienza señalando que: “Las primeras noticias aparecieron en diciembre: América del Sur, con sus malabares diplomáticos y presupuestarios para acceder a las vacunas, sus tasas alevosas de mortalidad por covid, sus cuarentenas eternas y su polarización, se había posicionado en el primer lugar del mundo en porcentaje de población total vacunada, un puesto que sigue manteniendo hasta estos días.” Las estadísticas en las que se basa la producción periodística surgen de la Our World in Data: indica que, actualizadas al 5 de enero, Sudamérica tiene un 76% de personas vacunadas con al menos una dosis y un 64% con el esquema completo, por encima de Europa (66% y 62%) y de Estados Unidos (74% y 62%), “por utilizar como ejemplos una región y un país que aventajan largamente al Cono Sur en disponibilidad y acceso a las vacunas.”
La pregunta que dispara el informe es sobre lo ocurrido en una región que cuenta con el país con más muertes por habitante por la pandemia (Perú) y el segundo mundial en muertes totales por el mismo motivo (Brasil), y sin embargo llegó a liderar el mundo en materia de vacunación. Múltiples factores explican cómo diversos países de la región vencieron obstáculos económicos, geográficos, políticos y estructurales, para aportar a este aspecto llamativo y alentador de las estadísticas.
Así, según el informe, en los logros extraordinarios de Brasil (“pese al negacionismo presidencial”), Chile (que arranca el lunes un nuevo proceso de refuerzo con la aplicación de la cuarta dosis); más tarde Colombia (con un proceso activado finalmente con el mecanismo Covax de la Organización Mundial de la Salud y la exigencia del carné de vacunación en lugares de ocio), y Perú (donde la administración del presidente Castillo logró saltar del 18% de mayores de edad vacunados en julio pasado al 80% de población mayor de 12 años inmunizada solo 6 meses después); existen algunos elementos en común. La capilaridad de los sistemas públicos de salud, que llegan hasta el último rincón de cada país; “la existencia de una arraigada cultura de vacunación”; “las raíces de sistemas sanitarios que, por más frágiles y debilitados que hayan llegado a la pandemia, aún conservan una vocación de servicio público e infraestructuras que pudieron ser reactivadas parcialmente al servicio de la vacunación”; la necesidad de terminar con las largas cuarentenas y alentar la recuperación de las economías locales; hasta el temor a ómicron (haciendo estragos en el invierno europeo), que llevó a recortar los plazos para la dosis de refuerzo. Múltiples causas en diversos países que explican, sumadas y combinadas de diferentes formas, un resultado similar y común.
A continuación, reproducimos textualmente el tramo del artículo que se refiere específicamente a la Argentina.
“Argentina: la tradición y la Sputnik”
“Argentina ha aplicado casi 78 millones de vacunas contra el coronavirus, la segunda mayor cifra de Sudamérica después de Brasil. El 84% de la población tiene al menos una dosis, el 72,9% tiene dos y un 14% ya ha recibido una tercera de refuerzo. Los movimientos antivacunas son minoritarios en el país y no están organizados. Aunque al Gobierno le ha costado llegar al 16% que aún no se ha vacunado, los altos porcentajes de aplicación tienen que ver con una arraigada cultura sanitaria. Los bebés reciben su primera vacuna minutos después de nacidos; cuando crecen, no pueden ingresar al sistema educativo si no presentan el carnet que demuestra que tiene las dosis obligatorias aplicadas. ‘Tenemos un calendario de vacunación de los más completos de América Latina’, explica una fuente del Gobierno argentino. ‘La vacunación es algo que la población de nuestro país tiene incorporada culturalmente. Además de eso, el antecedente de la gripe N1H1 también sirvió como experiencia para introducir en el calendario normal de vacunación algo fuera de lo normal’, como las dosis contra la covid-19.”
“Garantizar las dosis fue, sin embargo, un camino cuesta arriba. Meses después del inicio de la pandemia, Argentina celebró como un gran triunfo el acuerdo con Astrazeneca para producir millones de dosis junto con México. Pero las cosas no salieron como se esperaban y, cuando ya era evidente que el contrato no podría cumplirse (México argumentó que no conseguía en el mercado los suministros necesarios para cumplir con su parte), la Casa Rosada optó por la vacuna rusa Sputnik V. Argentina fue de los primeros países en aprobar el uso del vial ruso, lo que le permitió iniciar la aplicación de la vacuna a finales de diciembre de 2020. La apuesta por Moscú le valió al Gobierno de Alberto Fernández duras críticas de la oposición conservadora, que lo acusó de desplazar a laboratorios estadounidenses como Pfizer por cuestiones ideológicas. Un año después de aquellos debates, el suministro está normalizado y no faltan vacunas en el país. El ministerio de Salud hoy tiene en stock 17 millones de dosis de seis laboratorios diferentes.”
Publicado por Río Bravo el 9 de enero de 2022.