Murió el Diego: en las redes, los medios, las columnas de opinión y grupos de wsp una palabra resuena, nada más ni nada menos que el concepto de contradicción.
La contradicción existe en todo, desde la unidad más pequeña de la materia, el átomo, hasta en los procesos sociales más complejos. Cuando la contradicción se resuelve aparece otra nueva, negar la contradicción es negar la realidad. Por lo tanto no podemos exigirle a una persona que no tenga contradicciones a lo largo de su vida, lo que sí podemos discutir es cuales prioriza y que caminos realiza para resolverlas.
Estoy sentado frente a la pantalla mientras escribo, miro a mi derecha y está mi biblioteca con libros de Marx, Lenin, Mao, es alumbrada tenuemente con una vela que acabo de encender junto a una foto del Diego y una estatuilla del gauchito gil. Háblame de contradicción.
Abro grupos de whatsap, mis amigos discuten, juegan a elegir uno de los tantos diegos que nos dio la historia. Algunos el del gol a los ingleses, otros el que le dijo que no al ALCA junto a Chavez y Fidel, otros con el que puteó a los italianos, el que bardeó al Papa, el que se peleó con la FIFA y así se va eligiendo entre los millones de Diegos. Podría decirse que hay un Diego para cada uno de los habitantes de nuestro país.
Algunos intentan resolver su contradicción con Maradona relativizándolo y ensayan la siguiente frase, “como jugador era un crack, pero como persona dejaba mucho que desear”.
La pucha tal vez para los simples mortales nos cuesta entender qué era Maradona. ¿Cómo un tipo puede ser tantos tipos, tantas ideas y tantas vidas a la vez? Lo fragmentamos y nos quedamos con una parte de él, la que más nos gusta.
Y también hay muchos que lo odian por diferentes motivos y algunos los entiendo.
Pero con los que no estoy dispuesto a discutir nada es con los gorilas, los de moral cipaya, los que se alegran cuando un pueblo sufre, con esos ni a la esquina.
A estos últimos lo único que les puedo decir es que hoy los que lloramos al Diego tenemos motivos muy nobles para hacerlo: lo hacemos porque hizo feliz a un pueblo con una pelota, porque se le plantó a los poderosos del mundo habiendo nacido en una villa, por que hizo “el gol más antiimperialista de la historia”.
El curso de la historia hará que nuestro pueblo vaya resolviendo sus contradicciones más profundas, no tengo dudas, pero hoy 25 de noviembre de 2020, el pueblo argentino llora su ídolo y yo y mis contradicciones somos parte de ese pueblo.
Publicado por Río Bravo el 25 de noviembre de 2020.