Los agricultores familiares y los pequeños productores agropecuarios tiene una tremenda responsabilidad en esta pandemia que es alimentar a la poblaciones cercanas a sus chacras, en el caso -como indican muchos voceros- de se agudice más la situación de la infección en las ciudades con el Covid 19.
Los agricultura familiar fue objeto de derecho por varios años en la Argentina; en el 2009 se creó la subsecretaria de Agricultura Familiar y luego se logró el Monotributo Social Agropecuario para que estos productores que vivían en la informalidad, que no podían tener acceso a una obra social y a aportes jubilatorios, los pudieran tener. Además, se creó una red de técnicos que recorrían a lo largo y ancho nuestro territorio, acompañando a las organizaciones de campesinos para crecer y fortalecerse.
En los últimos cuatro años se dio una política de desguace de este organismo del Estado y de toda política que fomentara la Agricultura Familiar, a tal punto que eliminaron el Monotributo Social Agropecuario, pasándolos a todos a Monotributo Social, teniendo que pagar la Obra Social, cosa que antes era a costo cero para el productor, además de despedir a más del 70 % de los técnicos de terreno, muchos de ellos profesionales con varios años de trabajo en el sector.
¿Porque recordar esto en este momento? La idea no es seguir alimentando la grieta, pero sí recordar el por qué se está hoy en el lugar que estamos y quizás pensar en lo diferente que hubiera sido si en estos últimos 4 años se hubieran destinado los fondos suficientes para que la agricultura familiar siga creciendo y que todos los técnicos se encontraran trabajando en el territorio acompañando a los miles de agricultores familiares en todo el país durante esta pandemia.
Hoy la responsabilidad que recae sobre estos agricultores familiares en este momento de pandemia es inmensa, son los responsables de hacer llegar la verdura, frutas, los huevos, la carne a la mesa de cada una de las familias de nuestro país, ya que son los productores de cercanía los que están en los periurbanos, los ejidos, los cinturones de las ciudades y son ellos los que producen y son capaces de llegar con esta producción a cada rincón del país.
Para esto se necesita un Estado presente, un Estado que no sólo garantice condiciones de producción, generando estrategias de fortalecimiento como pueden ser ayudas en insumos, créditos, maquinaria, herramientas; sino también en los procesos de comercialización de estos productos y generando la logística para su distribución.
Estamos seguros que los agricultores familiares se van a poner al hombro esta responsabilidad ya que lo han demostrado sosteniendo las ferias, los mercados populares, los verdurazos y demás acciones que han demostrado el poder de organización que se posee y el alcance que pueden tener.
La tarea que nos va a quedar para cuando salgamos de esta situación y que venimos planteando desde las organizaciones sociales es la incorporación de varios miles más, recreando cordones verdes alrededor de los pueblos y ciudades, cediendo tierras públicas y haciendo ordenanzas que permitan incorporar otras, con desgravaciones impositivas para sus propietarios. En una Argentina con millones de desocupados que no pueden llevar el sustento a su hogar sería una doble medida estratégica generando trabajo y alimentos de forma agroecológica.
En lo inmediato proponemos una primera medida concreta para fortalecer a los productores hortícolas, con un aporte en insumos (semillas, plantines) y tecnologías apropiadas (riego, mediasombra) para aumentar y mejorar la producción de estos productores familiares.
Planteamos la entrega de semillas, plantines, manguera de riego, mediasombra, para los productores que hoy están en plena producción, que estén vendiendo en las ferias o mercados populares de cada localidad, que no posean mas de un empleado (ya sea permanente o transitorio) coordinando con los organismos del Estado nacional, provincial y municipales, así como con las organizaciones de la agricultura familiar de cada provincia o región, para identificar estos productores, entregándose los insumos, apuntando a aumentar en el mediano plazo la producción local y ayudando en la logística para llegar con estos productos en forma rápida y segura a las familias de las ciudades.
Esperamos que los gobiernos nacional, provincial y locales entiendan y den respuesta para poder lograr que miles de pequeños productores y la agricultura familiar de la Argentina den un paso importante, garantizando, como se dijo, el alimento en la mesa de nuestras familias.
(*) Pablo Benetti es Ingeniero Agrónomo e integrante de la Federación Nacional Campesina (FNC) de Entre Ríos.
Publicado en Río Bravo el 31 de marzo de 2020