ER MisionDengue Banners 955x100

Domingo, 17 Julio 2011 22:04

Buenos muchachos

Escrito por Jorgelina Rodriguez

Hace siente años, un joven diamantino era detenido por la policía y golpeado salvajemente en la Jefatura departamental. Un relato sobre un “modus operandi” demasiado habitual para inaugurar una serie de notas sobre la “violencia policial”.

Con esta, inauguramos una serie de notas sobre la “violencia policial”, sobre esa práctica de arrear jóvenes (que no saben si saldrán o cómo saldrán) a las comisarías por cualquier motivo, en un marco de inconstitucionalidad e impunidad total. A veinte años de la muerte de Walter Bulacio, sumamos pues, otro botón de muestra que esperamos sirva para abrir el debate y condenar estas prácticas, que tantas vidas se han llevado y se llevan diariamente en nuestro país y en toda Latinoamérica.

Nos siguen pegando

“…Miren lo están golpeando todo el tiempo / lo vuelven vuelven a golpear  / nos siguen pegando abajo.” Charly García.

Está sucediendo en Chile, con esas enormes masas de jóvenes que reclaman “educación igualitaria” (en Chile, las Universidades Estatales no son gratuitas y muchos se quedan sin educación universitaria), reprimidos brutalmente, arreados, encarcelados y  golpeados en masa por el gobierno de Piñera. Está sucediendo en nuestro país, con las comunidades originarias, que reclaman justamente su derecho ancestral a la tierra que los poderosos, los de siempre, los amigos de los K, les arrebatan. Le pasó a José Luis Rodríguez, de la CCC, brutalmente asesinado en el 2001. Cuánta sangre ha corrido y sigue corriendo…No hay pruebas, nunca hay pruebas… se las arreglan bien para que todo desaparezca, menos la injusticia, menos la sangre, la sangre que hierve como fuego en los que seguimos vivos. Eso no lo pueden desaparecer.

Pero el palito de abollar ideologías (como dijera Mafalda, señalando el bastón de un policía, en un genial gráfico de Quino), no descansa.

Emanuel nunca lo olvidará. Su cara se lo recuerda cada vez que se mira al espejo. Ese borceguí sigue marcado en su rostro, esa patada de diciembre de 2004 que le bajó los dientes y le dejó una marca permanente en sus labios.

Un rato antes habíamos estado hablando, sentados en un banquito de la plaza, esa mañana dominguera que pintaba ser como cualquier otra, como una más. Al rato nos cruzamos con su hermano y un amigo del barrio, nos despedimos, y cada cual rumbeó para su lado. Cuando lo volví a ver, Emanuel tenía la cara desfigurada.

Hace poco, luego de la sentencia le pedí una entrevista. Reproduzco a continuación una primer parte:

Emanuel- Empezó todo en una esquina, a tres cuadras de casa. Estábamos con mi hermano y un compañero del barrio… y estábamos tomando una cerveza, ya eran las 12 del mediodía, diciembre del 2004, un domingo, y pasó un patrullero, paró, alegando que había una ordenanza, que no podíamos tomar en la vía pública, que nos retiráramos. Se va el patrullero y  encima queríamos terminar una cerveza y no podíamos. Dijimos 'bueno vamos a terminar la cerveza y nos vamos'. El patrullero da vuelta a la manzana en que estábamos nosotros, tres cuadras en total, o sea que en menos de un minuto estaban de vuelta… se paran, se bajan del auto, nos dicen que se nos tiene que labrar un acta porque estábamos tomando en la vía pública, que no se puede, y yo diría que ahí nomás sin perder tiempo nos levantamos, mi hermano  vuelca la cerveza, le va a devolver el envase al quiosquero, que estaba tomando mate ahí abajo, justamente afuera.

RB
- ¿Como para demostrarles, decirles “bueno, está bien estábamos tomando pero mirá, nos vamos”?

Emanuel- Claro. Nos vamos…te vuelvo a decir, dan vuelta a la manzana que estábamos nosotros, y  estaban de vuelta al minuto. No sé porqué, no sé cuál era la intención del vago o de los vagos pero nos dieron tiempo de nada. Para mí nos querían joder, realmente…Y…el tipo estaba hablando conmigo de esa ordenanza, el oficial que después me pegó adentro de  la Jefatura, se adelanta, le arrebata el envase al quiosquero, se lo saca de la mano…

RB- ¿Se lo saca de la mano? ¿El mismo que te golpeó?

Emanuel- El mismo que me golpeó después adentro, sí.  Era el que estaba a cargo del operativo, era jefe de calle en ese momento… Nos pregunta el nombre, el apellido, nos pide los datos, documentos, que no teníamos… Le decimos que vivíamos acá nomás, que lo podían comprobar, me dice que no me creía mis datos, no me creía mi nombre, entonces me dice que me iban a tener que llevar detenido, yo le digo que NO VOY  a ninguna parte, o sea, eso no se discute… por portación. Me toma del brazo, del brazo derecho me agarra, entonces yo me hago para atrás, en eso llaman a otro patrullero…

RB- Es decir: ¿piden refuerzos?

Emanuel- Sí, piden refuerzos. Acá cayó un móvil…Yo empiezo a caminar para atrás, o sea para el lado del quiosco y ellos empezaron a empujarme, a gritarme hijo de puta…, no sé que otras cosas. Obviamente yo me había empezado a calentar y no me quedé callado, entonces me encuentro en un momento rodeado de policías, y empiezan a forcejear para meterme, para llevarme, para esposarme, me empujan contra la reja, me pegan, me empujan, me pegan patadas en el culo.

RB- Entonces, ¿todo esto ocurrió afuera, pleno mediodía, a la vista…?

Emanuel- Sí esto fue ahí, afuera a la vista del testigo, el dueño del quiosco. De hecho fue el único testigo en la causa, más allá de mi hermano y el otro chico que lo llevaron detenido conmigo.Entonces me empujan, me agarran de atrás, del cuello, me asfixian digamos, hasta que me dejan sin aire y me tiran al piso y bueno, me meten al patrullero.

RB- ¿Te golpearon adentro del patrullero?

Emanuel- Mientras me llevaban el que se sentó atrás conmigo, siendo que yo iba esposado, me seguía jodiendo…me iba pegando despacito nomás, o sea, como para digamos…

RB
- Como para seguir molestándote.

Emanuel
- Claro. Como diciéndome “ya vas a ver”. Llegamos a la jefatura, no sé quiénes me bajan, me llevan al patio directamente, me entran, me pegan, me tiran un par de golpes hasta que me tiran, caigo boca arriba digamos, obviamente de espaldas, yo estaba esposado con las manos adelante, y ahí empiezan a patearme. O sea, ahí fue la golpiza. Hasta que en un momento dejan de golpearme y el que venía conmigo atrás, que es Gabriel, se agacha así, me toma de acá del cuello, me zarandea, me dice hijo de puta… con que…Como diciendo esto te pasa por contestarme, por eso te pego… y bueno cuando se levanta, me pega la patada en la cara. 

RB- ¿Vos estabas…cómo, tirado en el piso?

Emanuel- Estaba tirado, de espaldas…Me patean, dejan de patearme todos los otros, entra ése… me pega la patada en la cara, y se va. Me levantan, me empieza a chorrear sangre, en la ropa, las zapatillas, me levantan, me llevan al garaje de la jefatura, me dejan ahí digamos “para que me tranquilice”. Yo estaba llorando, imaginate. Y bueno cuando yo estaba ahí llega un amigo mío que es policía…

Los buenos y los malos

El oficial de policía Dardo Gabriel, uno de los imputados como autor material del hecho, en una “Solicitada” publicada en un semanario local (“El Supremo”, 17 de Mayo de 2011, página 7) insiste en que su caso es solo una denuncia en su contra, sin testigos ni pruebas concretas, y declara: “…para ir finalizando uno sabe que nuestra ciudad es chica y generalmente nos conocemos todos o medianamente todos, se sabe qué clase de personas son las denunciantes y las denunciadas en este caso puntuales (sic). Yo realicé mis estudios primario y secundarios en un colegio de la ciudad (N. de R.: se refiere al Instituto Santa María) y además estudié en la Escuela de Oficiales de la Policía de Entre Ríos…y no fueron tres o cuatro meses sino tres años (03)”…”tal vez me denuncio porque fui yo quien dio la orden de detenerlo, solo Dios y el sabrá, espero que en el Superior Tribunal…el diablo no pueda meter la cola…y sino hay una justicia de la cual nadie escapa y el diablo no negocia con Dios, y esta es la justicia divina (sic)”.

O sea, para el oficial, es una cuestión de buenos contra malos, de dios contra el diablo. Para el señor Dardo Gabriel, un buen muchacho, padre, esposo, amigo, que asistió a un colegio católico y luego se unió a “la fuerza”, en Diamante se realizó una “campaña mediática” en su contra. Emanuel es culpable, lo que le pasó fue por ser un chico malo que infringió la Ley. Y no la de no beber en la vía pública. La ley suprema de no saber obedecer. (continuará).

Publicado por Río Bravo el 17 de julio de 2011.

845x117 Prueba

18 600x360 Febrero 02 Verano en la Ciudad

HOY SALUD 300x250

Agmer255x255

Amet 300

UsuariosyConsumidoresUnidos

ER MisionDengue Banners 300x250 04 1