La lectura es la que nos permite viajar, es una aventura a la que hemos invitado desde hace tiempo, ¡que obviedad!. Sin embargo no lo es cuando estamos atravesando una crisis, porque esa acción es reconfortante (terapéutica). Esto se evidencia en situaciones de encierro, por ejemplo las cárceles, vaya analogía. Cuando los trabajadores han necesitado reunirse por una situación angustiante lo han hecho con una biblioteca de por medio. La prueba lo dan los sindicatos que han surgido a partir de la creación de una reunión de libros a los que se acercaban para leer o bien para aprender a leer gracias a un compañero que habilitaba ese espacio.
Estamos en un momento de crisis, sin antecedentes en nuestro planeta. Las crisis son la oportunidad propicia para el avance acorde a las alternativas que tomamos. La lectura es una herramienta esencial para esto por la dimensión que nos habilita, nos posibilita visitar espacios donde la imaginación es nuestro pasaje, casi sin retorno, sin embargo volvemos a la realidad con miradas distintas de esta misma. Nos da un pasaporte a mundos en los que podemos disfrutar, reír, llorar, recordar y encontrar respuestas. Esto es buenísimo, sin embargo nos da también la oportunidad de hallar más preguntas y considero que esa es la clave para momentos en los que los conflictos nos enmarcan.
De las lecturas nos nutrimos para nuevos escenarios, por eso me parece inapropiado ver a la lectura como esa nave que podemos abordar porque estamos con tiempo libre o porque no sabemos qué hacer con él. Ingresar al universo de la literatura es la clave para analizar nuestro entorno ofreciendo desinteresadamente la llave para generar otros contextos posibles en los que estemos todos inmersos, es el pasaporte para que surjan ideas que permitan construir realidades en las que podamos habitar con mejores condiciones para todos, sin que nadie quede afuera y si así no lo fuere; tenemos con ella misma, la lectura, la forma de invitar a muchas y muchos a visitarla sin más expectativas que las que cada una, cada uno pueda sentir.
Puede percibirse esto como una conducta individualista, a pesar de eso es un acto puramente colectivo y democrático. Compartir lo que hemos disfrutado o no, ya que si nos gusto diremos eso a quienes se nos consulten, nos hace parte de un conjunto.
Nadie cambio su vida por una lectura, sin embargo sabemos que aporta una visión distinta, diversa del mundo y eso nos enriquece como seres humanos y sociedad.
Publicado por Río Bravo el 8 de abril de 2020. Ilustración: Tute, Página 12.