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Sábado, 29 Febrero 2020 02:53

Una Lluvia joven, cálida y necesaria

Escrito por Claudio Puntel

Hoy cumple 64 años Norma Coutada. Según la broma común de amigos y allegados, todavía sería una adolescente, ya que al haber nacido un 29 de febrero, “cumple cada cuatro años”. El chiste le hace justicia porque por su compromiso, su ímpetu militante y la vigencia de sus banderas, Norma es cada vez más joven.

Norma Horizontina Coutada con 21 años fue secuestrada en Rosario en septiembre de 1977. A su compañero, Fernando Abasto, lo habían asesinado en junio de 1976 en un bar de la misma ciudad.
En Santo Tomé, Corrientes, su pueblo natal, el nombre de Norma va unido al de su hermana Miryam, secuestrada por un grupo de tareas en octubre de 1976 en Zárate. Se las nombra juntas, como estuvieron la mayor parte de su vida: “las hermanitas Coutada”, con el infaltable diminutivo de la ternura.
Mabel, hermana mayor de Norma y Miryam, dio testimonio el pasado 10 de julio en la “causa de Mirita, dentro de la Megacausa Campo de Mayo”, a 44 años. Mabel, también es querellante en una causa de los Juicios de Lesa Humanidad a cargo de la Dra. Gabriela Durruty en Rosario. Es inconcebible que a 44 años del golpe del ’76, con todo un pueblo que grita “¡Nunca más!”, todavía falten datos, información, testigos que hablen sobre la desaparición de Norma.
“Norma fue a estudiar Arquitectura en 1974 a Rosario, donde ya estábamos los tres hermanos mayores”, relata Mabel. “En Rosario la llamaban ‘Lluvia’, por esa forma correntina de pronunciar la elle”, recuerda quien fue su compañero de escuela primaria y secundaria, Victor Hugo Vallejos. “La veo caminando las calles polvorientas rumbo a la Escuela Normal, donde demostró su gran capacidad de aprendizaje y fue abanderada”, agrega.
”Llegó con todas las ganas de participar como todos los jóvenes que queríamos una sociedad mas justa”, dice Mabel y cuenta que “las tres hermanas mujeres fuimos abanderadas en la escuela, muy estudiosas, lectoras y cuestionadoras de lo que no nos parecía justo”.
Desde Rosario, Marta Bertolino acerca “un lejano recuerdo de febrero del 76, que nos juntamos con ‘la Lluvia’, su compañero Fernando y unos pocos más, en un club de barrio. En esa juntada festejamos un racimo de cumples, había una chocotorta. Era un día soleado y lo disfrutamos al aire libre”. En el retrato que esboza, afirma que “la Lluvia era tierna, inteligente, muy cálida, muy querida”.
Marta estuvo a punto de participar de aquella reunión en el barcito donde asesinaron a Fernando Abasto, pareja de Norma, y Ernesto "Tito" Duarte. “Ambos se enamoraron simultáneamente de la Lluvia muy poco tiempo antes, recién llegados de la ciudad de Santa Fe. Ernesto, muy tímido, no sabía cómo acercársele a la Lluvia”, dice Marta, que además recuerda “la charla que tuvimos los dos, cómo me confesó su amor por Norma y su reticencia (que incluía una farragosa argumentación sobre la necesaria o deseable abstinencia de los militantes!) y las cosas que yo le dije para romper sus inhibiciones. ¡Fernando le ganó de mano!”
Fue Marta quien debió informar a Norma sobre el asesinato de Fernando y aun conserva la memoria de aquel “abrazo con la Lluvia cuando le conté lo ocurrido, sus ojitos enrojecidos por el llanto, toda ella conmovida y triste, arrancada de golpe de su incipiente relación amorosa con Fernando, como una espiga de trigo segada de cuajo, prematuramente”.
Mabel relata que la última actividad que registran de Norma fue el día que “pasó por el trabajo de mi hermano en Rosario, como pasaba todas las semanas. Ya Rosario era terrible. Yo había decidido irme a Buenos Aires por seguridad”.
Habla Víctor Hugo y dice que fue “el único compañero de la infancia que conversó con ella en la oportunidad de un viaje por Santo Tomé, allá por 1975. Ella dio un mensaje en una reunión política, con un planteo revolucionario”. Con algo de mordacidad, recuerda que “los viejos conservadores del propio justicialismo se agarraban de los pelos”.
Una foto difundida hace un par de años por el periodista y militante por los DDHH Roberto Arce en las redes sociales recuerda a las hermanitas Coutada como abanderadas en el secundario. El compromiso con el estudio, cualidad esencial de toda persona comprometida con la transformación es lo primero que aparece en los testimonios de quienes compartieron con Norma y Miryam. “Tengo presente que siempre conté que dos mujeres me dijeron que tenía que estudiar; fueron mi vieja y Norma. En esa última charla me dijo ‘tenés que estudiar, porque se viene el tiempo nuestro, de los jóvenes’. Estaba convencida de que debíamos estar preparados para cambiar este país”, agrega Vallejos.

La seguimos buscando

Marta da crédito a la posibilidad de que en 1977 Norma estuviera intentando escapar. Y se pregunta: “¿La habrán secuestrado en Rosario o en otro lado?”. Aventura que “si fue en Rosario, en esa época pudo haber estado en el Servicio de Informaciones o en la Calamita, que eran los únicos dos centros de exterminio de la zona en ese momento”.
Las preguntas de Marta y tantas otras que nos hacemos y hacemos deben tener respuesta.
Dos tareas nos urgen, la primera es animar a que los que saben algo hablen, aporten información. No sólo para saber qué pasó con Norma, quiénes la llevaron. También para localizar al hijo o hija de Mirita y Eduardo.
Y la otra es continuar la empresa y tomar las banderas por la que ellos dieron su vida. Banderas que Víctor Hugo describe como "El compromiso firme por una patria liberada".

Publicado por Río Bravo el 29 de febrero de 2020 

 

 

Modificado por última vez en Martes, 03 Marzo 2020 15:19

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