El 21 de enero de 1993 Entre Ríos se vio conmovida por una de las movilizaciones populares más enormes e impresionantes de las que se tenga registro en la provincia. Como un aporte a la construcción de la memoria histórica de nuestro pueblo, uno de sus protagonistas lo cuenta en primera persona.
Es un hecho histórico que sienta un precedente para la jurisprudencia internacional y un acto de reparación histórica para los pueblos originarios de la Argentina. El Juicio por la Verdad, realizado en Chaco, responsabilizó al Estado por la matanza perpetrada en 1924, en el marco del “genocidio de los pueblos indígenas”.
En tiempos de gran influencia de las corrientes anarquista, socialista y sindicalista revolucionaria en el movimiento argentino, entre el 7 y el 14 de enero de 1919, durante el gobierno del radical Hipólito Yrigoyen, se desarrollaron los sucesos que pasaron a la historia como la Semana Trágica. Osvaldo Bayer analizó y recordó aquellos acontecimientos 80 años después “como la fecha histórica más negada de nuestro pasado”, días sangrientos en que un reclamo por mejores condiciones laborales en la fábrica metalúrgica Talleres Vasena, en Buenos Aires, fue salvajemente reprimido, dando lugar a la generalización del conflicto y una reacción brutal de las fuerzas de seguridad y grupos parapoliciales, con cientos de asesinatos, detenciones y torturas.
El 13 de marzo le escribió al gobernador santafesino Estanislao López: “Mi sable jamás se sacará de la vaina por opiniones políticas, como éstas no sean a favor de los españoles y su dependencia”
Con un desprecio a su pueblo que supera cualquier imaginación, hay en nuestro país-colonia una corriente de habitantes que se ha expresado contra el impuesto a la riqueza, contra la expropiación de Vicentin y ahora, pretenden usar el aniversario sanmartiniano para una nueva felonía: Por la justicia y la libertad.
Son los cómplices necesarios del crecimiento de contagios de Covid 19 a niveles más que preocupantes, que no solo no reconocen la catástrofe sanitaria en que dejó su gobierno el país, sino que niegan los pasos dados en recomponer esa capacidad en medio de la pandemia. Festejan que se enferme y muera su pueblo, como lo han hecho públicamente.
Son los que han defendido el saqueo y endeudamiento macrista como un derecho, del que tal vez reciban alguna limosna, solo por su odio y falta de pertenencia nacional para con su propio pueblo y nación, sin que siquiera los inmute la desvergüenza del facineroso que se burla de ellos desde los hoteles más caros de París y desde Saint Tropez. Su “justicia” es la mesa judicial, la que arma juicios y no toca a los socios del extranjero, a los cipayos.
En esa defensa incompatible con la dignidad de una nación soberana, han militado contra la intervención de Vicentín, empresa que protagonizó un saqueo fenomenal, sin importarles que no le pagan a 3.500 productores GENUINOS estafados por esa mafia, que siguió la fuga de divisas cuando dejaron de darles los dólares de Lagarde.
Son la vergüenza de una nación soberana, que no termina de cumplir los objetivos de San Martín. Fue San Martín, junto a Belgrano los que impusieron en Tucumán “libres de España y de toda metrópoli extranjera”, cuando los vendepatria de entonces, encabezados por Rivadavia les negó apoyo para la construcción del ejército de los Andes, lo acusó de “robarse el ejército del norte” [1] y planearon su asesinato, como el de Belgrano, a quién tuvo que enviar Güemes un médico para que lo atienda en su enfermedad y resguardarlo de un atentado, como el que terminó con la vida de Moreno.
Esa cáfila pretende usar la memoria de un verdadero héroe nacional y latinoamericano para humillarnos una vez más ante las coronas extranjeras, y lo hacen con el más absoluto desprecio al prójimo, y el apoyo criminal de un periodismo obsceno, que festeja los contagios. Mientras los sectores populares, que sabemos que el virus Covid19 no apareció por “magia”, vino en avión, defendemos la difícil política de salvaguardar la vida de nuestro pueblo en las actuales condiciones, por lo que no hace ese tipo de criminales movilizaciones.
La oligarquía siempre blasfemó sobre nuestro pueblo. Ellos son “distintos”. Ahora se superan, pretenden usar la memoria de San Martín para atacar el legado de independencia nacional y latinoamericana del propio San Martín, enfrentando a los traidores internos.
La defensa de miserables privilegios parece no tener límite en las mentes colonizadas que han regido los destinos de nuestra patria y pretenden seguirlo haciendo, condenándonos a ser una eterna colonia.
¡Volveremos a cruzar los Andes las veces que haga falta para derrotar la vileza, la ignominia, la mezquindad de los sobrados de todo!.[2]
Por una segunda y definitiva independencia nacional, ¡Viva la gesta Sanmartiniana!
[1] http://institutocirculomss.com.ar/2017/12/10/san-martin-fue-tildado-por-traicion-a-la-patria-por-bernardino-rivadavia-y-julian-alvarez/
[2] https://lahistoriacantada.wordpress.com/2017/05/15/los-sesenta-granaderos-san-martin-cruza-la-cordillera-en-una-camilla/
* Publicado originalmente en Infoydata.com, reproducido por Río Bravo el 17 de agosto de 2020.
A Fermín Chávez. 13 de julio de 1924 -13 de julio de 2.020
«Paisaje del Pueblito» por Fray B. Chaves Giménez S.O.P (Fermín Chávez)
“Una poblada loma de aromitos
está fragante de los áureos ramos.
Se ve, trepada en las pulposas tunas
la calandria cantando,
y sobre el cerco del corral primero
las tacuaritas su oración coreando.
Van las mansas torcaces
con su plumaje claro,
a picotear las perfumadas flores
del hermoso naranjo…”
La historia sujeta al revisionismo necesario de las diversas miradas, no tendría principio ni tampoco final, y no hay manera contrafáctica de probar el “qué hubiere pasado si los hechos no hubieren sido”. No hay modo, la historia es hechos y los hechos historia son, aún aquellos que son actos de simple vida cotidiana. Hace 25 años tuve el privilegio, por así decirlo, y sé que a él no le gustaría el término, de conocer en la Biblioteca Popular de Nogoyá al Prof. Fermín Chávez. Un hombre menudo, de cabellos lacios y canos, afable y con una voz firme de maestro que enamoraba escucharlo. Había sido invitado a compartir una conferencia en la Biblioteca Popular, recién llegado de Buenos Aires, y esa noche pueblerina, en una jornada organizada por Eduardo Miguel Ramat, por entonces Presidente de la Comisión Directiva de la Biblioteca, nos encontramos atravesados de historia y de pasiones por la política. Mi temprana curiosidad por la política me llevó a cruzar en mi camino la vida de Fermín Chávez, por definición peronista, peronista de Perón, un hombre de fe, pero también de ciencia, un sabio de andar corriente para quien así lo quisiere. Para mí, como joven de los 90 saliendo al mundo, fue descubrir la historia, descubrir que siempre hay otra historia, la que no se cuenta, la que alguien con intención no nos dice, descubría eso que llaman el “revisionismo histórico”. Esa noche me zambulló en la historia de esta América profunda, de la Argentina obrera, india y peronista, de “cabecitas negras” y de revolución de la “Chusma Radical”.
Admito que me quedaron, y algunas hasta hoy, angustias sobre el pasado que se hace presente. Recuerdo haberle preguntado: -¿Por qué la designación de la esposa de Perón como vicepresidenta, sabiéndose enfermo y con la muerte cercana?, y su mirada, sus expresiones… -Esos son los interrogantes de la historia. Desde entonces seguimos en contacto. Me regaló en otro encuentro, también en la biblioteca, un dibujo en grafito de Juan Arancio; caminos cruzados, y caminos de historia desde “El Pueblito” natal hasta la historia del mundo. Hoy leer a Fermín Chávez es adentrarse en la historia, en la grafía de la argentinidad espiritual, es asumir las batallas populares desde los intestinos mismos de la Patria, es asumir la política en la plena dimensión de la existencia. 25 años después de haberle encontrado, me atrevo a volver a los recuerdos por medio de una obra homenaje a propósito de las “Jornadas de Pensamiento Nacional”, que organizáramos como parte de la propuesta educativa de la escuela Secundaria Nro. 75 “Del Bicentenario” con el Profesor Alfredo Gómez y que por la pandemia de covid19 quedaran pospuestas. Por medio del Dr. Faustino Schiavoni, un promotor del pensamiento nacional y destacado cuadro político de Entre Ríos, a cargo del Instituto de Estudios, Investigación y Capacitación del Partido Justicialista Distrito Entre Ríos, se compilan todas las tapas de los libros de Fermín Chávez, poeta, historiador, político, revolucionario, creyente, humanista, obra que pretendía ser expuesta en este 13 de julio, aniversario del natalicio de Fermín Chávez.
Fermín, así de simple y así de complejo como lo llamábamos, Fermín, puedo contarlo en primera persona. Lectura obligada para pensar la historia y las pertenencias a la Patria, una que incluso con él se ensañó por pensar, por saber. Ese saber que interpela como necesidad el adentrarse en la historia para saber de dónde venimos y para saber hacia dónde vamos, así las recorridas necesarias de la historia, Fermín en su tiempo y en el nuestro, en sus obras de la cultura nacional, como “Civilización y Barbarie en la Historia de la Cultura Argentina”, lectura que descubrí tardíamente en el regalo generoso de la escritora Graciela Anita Chisty.
Este nuevo aniversario de su natalicio nos pone a la posibilidad de sus lecturas, de sus interpelaciones a Sarmiento y al bronce de los relatos oficiales. Está ahí, en la cultura popular que se hace ingenio y que anida en las demandas a la escuela y a la educación, en las reivindicaciones populares, en la conquista de derechos, es reivindicar la necesidad de una independencia cierta, cultural, política, económica, mental. “Cuando Ramón Doll denunciaba el divorcio efectivo entre nuestras clases pensantes y la masa de la población, establecía sin duda una de las premisas más fundadas de nuestro proceso cultural. Porque tal aseveración podía constatarse como un hecho real, de obstinada permanencia a lo largo de un siglo de tareas espirituales. Pero, cuando el crítico nombrado formulaba sus lúcidas apreciaciones, se estaba ya incubando en el país un movimiento de ideas que, bajo matices diversos, iba a expresar no solamente la necesidad de echar por la borda estériles imposturas, sino también la de crear autoconciencia nacional. Y agreguemos que resulta curioso advertir que el comienzo del nuevo proceso indicado coincide con la muerte de Leopoldo Lugones, el argentino más notable de una generación que debió experimentar, entre la miel y el vinagre, la última etapa de nuestra república liberal y mercantil” Fermín Chávez en “Civilización y Barbarie en la Historia de la Cultura Argentina” Buenos Aires, Argentina, marzo de 1988. Ed. Colihue.
Fermín, poeta entrerriano de venas mestizas, hoy a 96 años de tu natalicio, andarás entre las palmas sobre las que escribiste “Cogollos” para saciar la hambruna, buceando la búsqueda de nuestra historia, encontrando los enfrentamientos apasionados de Urquiza y Mansilla, recuperando nuestra identidad latina de negros y de indios, mestizaje que no se rinde a la mirada eurocéntrica de la entrega. Tu militancia nacionalista por la tierra y por el pueblo, quedaron aquí en el asidero del tiempo escrito, en tus poemas que ya son nuestros, el revisionismo que se bate a duelo en las redes sociales.
Fermín Chávez y su tiempo, mientras avanza la memoria para no matar el futuro, volver al recuerdo es revivir ese encuentro en la Biblioteca Popular de Nogoyá, con Eduardo Ramat, con quien seguramente estarán conversando de Peronismo, con Juan Arancio, otro que ha partido, con tu Ricardo. Hoy la Biblioteca aquella lleva tu nombre: Biblioteca Popular de Nogoyá “Fermín Chávez”, por iniciativa de María Mercedes Defilippe Beltramino y de Faustino “Cacho” Schiavoni”. Esa noche de la inauguración yo rendía “Procesos civilizatorios mundiales”, y recuperé tus escritos sobre José María Rosa.
Así los tiempos de las historia, recuperar la vida cotidiana para pensar la vida de los pueblos. A tu memoria de historia y de poesía Fermín Chávez, a tu memoria que es nuestra historia; ¡A tu memoria!
Publicado en Río Bravo el 12 de julio de 2020.
En el video que presentamos, el licenciado en Sociología mendocino Facundo Guerra, nos presenta un San Martín que a menudo nos esconden la historia oficial y la versión edulcorada que divulgan los medios masivos. A partir de un trabajo de investigación realizado en 2010, en el marco del Bicentenario de la Revolución de Mayo, Facundo Guerra se mete de lleno en una historia de proyectos inconclusos, mitos y falsificaciones, lealtades y traiciones.
"San Martín y la guerra de independencia" fue el título de este trabajo que posteriormente el investigador siguió desarrollando. ¿Cómo hizo el General para formar un ejército de 5 mil en una provincia de 20 mil habitantes? ¿Cómo trabajó la inteligencia, el espionaje y la contrainteligencia, en un contexto en el que tantos poderes diversos querían truncar su propuesta? ¿Cuáles eran los proyectos en pugna dentro y fuera de nuestro naciente país? ¿Cuáles ideas de independencia y liberación quedaron inconclusas y qué es lo que sí se consiguió en aquella gesta que comandó San Martín? ¿Qué tiene para decirnos hoy San Martín? ¿Qué tienen su acción y pensamiento que ver con muchos de los debates que nos damos en la actualidad?
La independencia inconclusa: "la película que venimos viendo hace dos siglos", dice Facundo Guerra y nos alienta a seguir levantando las banderas de la soberanía, la justicia y la libertad de los pueblos; para avanzar en la conclusión de aquellos sueños y proyectos que San Martín y los suyos abonaron, construyeron y nos legaron.
Publicado por Río Bravo el 23 de junio 2020.
Ilustración de tapa: Ricardo Carpani; Música: Mario Soto.
Estimado Ramón:
Le escribo desde bastante lejos, estoy en el año 2020, el año de los enfermeros y el aniversario del natalicio y fallecimiento del General Manuel Belgrano.
No tuve el gusto de conocerlo personalmente, pero Jorge García, de Salud Pública, me habló mucho de usted. Él tenía sus libros, que alguna vez publicó Eudeba. Otro que siempre lo pone de ejemplo es el Dr. Horacio Micucci, del Foro Patriótico y Popular; que sigue pensando en la necesidad de muchas EMESTA para la producción pública de medicamentos.
Este tema de los medicamentos no es fácil: al Dr. Illia y al gran Oñativia se los llevó puesto un Golpe de estado, sí, como ese del 55 que vino a destruirlo todo.
Le cuento que no la estamos pasando nada bien. Tenemos 40% de compatriotas en la pobreza y los buitres de siempre están al acecho. Hay cosas que no cambian con el paso del tiempo; desde hace muchos años que vienen por todo y lo están logrando. Cada vez estamos más endeudados y con nuestro pueblo más hambriento.
En estos últimos tiempos, a los problemas que ya teníamos se le sumaron las epidemias, que como bien usted sabe, no distinguen de clases sociales, pero siempre, siempre, hacen más daño entre los más pobres, en aquellos a los que no le llega el agua, donde la comida escasea y el sistema de salud atiende de a ratos.
Siendo justo con usted, tengo que agradecerle haber pensado y realizado esas grandes obras para atender la salud del pueblo, llegando a todos los rincones del país o -como usted decía- a esa Argentina Profunda. Sin sus ideas y obras, este pueblo la habría pasado mucho peor.
Le cuento que hasta el día de hoy se habla de usted, hay cosas que no se olvidan. Sus obras quisieron ser destruidas, y en gran parte lo lograron, pero no fue sin resistencia y lucha de los trabajadores de la salud. Hoy tenemos un sistema de salud para ricos y otro para pobres, la administración de la salud fue transferida a las provincias y cada una se hace cargo como puede.
Pero hay un montón de gente que sigue pensando en el sistema de salud que usted empezó a construir, muchos de los hospitales que se construyeron en su gobierno siguen en pie. ¡Qué bueno que los pensaron reforzados! Resistieron el paso del tiempo y a los gobiernos que poco les interesa la salud de su pueblo.
Le cuento que en estos días, apareció en todos los medios comunicación, ¡Usted sigue molestando Carrillo!
Se revolvió el avispero. Hasta opinó el representante del gobierno inglés. Sí, esos caraduras colonialistas que ocupan nuestras Islas Malvinas, y también los mismos de siempre, los que se arrodillan y rinden pleitesías a los que nos someten y nos humillan.
Carrillo, la colonización mental sigue vigente, algunos dudan de las capacidades de nuestros científicos y tecnólogos para un desarrollo independiente al servicio de nuestro pueblo. Pero la realidad no se puede ocultar y,
hace unos días, científicos argentinos descubrieron cómo diagnosticar de forma temprana un virus que nos está complicando; cómo serán las vueltas de la vida, en esto hay una parienta suya.
Me enteré que a veces decía que sus ideas no eran suyas y que, para que lo escucharan, se las atribuía a científicos de países remotos y con nombres raros para que le prestaran más atención.
En estos días lo salieron a bancar la gente de a pie, esos que todavía conservan la memoria y lo recuerdan con nostalgia, y también vi a al diputado Juan Carlos Alderete hablar de Ud. y de sus luchas contra las epidemias, así que no está todo perdido; los otros estaban con el tema de la Receta Digital... En otra oportunidad le voy a volver a escribir y le cuento de eso. El diputado que habló de usted es de un movimiento social, de la Corriente Clasista y Combativa, es de esos que pelean por tierra, techo y trabajo, los Cayetanos.
También habló de usted el Dr. Jorge Luis Pellegrini y dijo que quienes lo atacan son los mismos que quieren destruir nuestra causa nacional que es la defensa de la Salud Pública. Otro que lo defendió fue Dr. Alejandro Olmos Gaona, quien posteó en su Facebook: “Hay que ser un verdadero miserable para asociar a ese eminente médico que fue Carrillo, con los nazis, o con supuestas experiencias médicas para curar la homosexualidad, protegiendo a médicos alemanes que pretendían hacerlo. Y además de miserable, mentir descaradamente, para confundir, y sugerir un 'costado oscuro' del más grande sanitarista que tuvo el país, que llevó a cabo durante los ocho años de su gestión una política sanitaria, que ni antes ni después nadie quiso igualar”.
Creo que se entendió muy bien eso que alguna vez dijo: "Frente a las enfermedades que generan la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas".
Sus palabras, su trabajo y su obra nos muestran un camino; seguiremos estudiando, investigando y trabajando para hacer posible ese sistema de salud que usted soñaba y empezó a construir. Un sistema de salud que atienda las necesidades de un pueblo sin distingo de color, de clase social y de provincia.
No sé si va a estar en un billete (Usted vale mucho más que 5000), pero le aseguro que estará siempre presente en aquellos que sueñan con un país más justo y soberano.
Le mando un gran abrazo.
* Bioingeniero Fernado Sassetti. Prof. Adjunto (UNER)
Publicado por Río Bravo, el 22 de mayo de 2020.
Acabo de leer un comunicado firmado por Shimon Samuels y Ariel Gelblung, Directores de Relaciones Internacionales y para América Latina del Centro Wiesenthal , cuestionando la posible decisión del Banco Central de emitir billetes con la imagen del Dr. Ramón Carrillo, por sus supuestas simpatías con el nazismo. Se agregó un Twitter, de Mark Kent, embajador de Gran Bretaña, que tuvo la osadía de decir: "El nazismo fue el mayor mal del siglo XX. Condujo al Holocausto. La muerte de millones de inocentes. No debemos conmemorar a nadie que participó en este terrible episodio", sugiriendo, no solo las simpatías de Carrillo con el genocida régimen nazi, sino con el auxilio a funcionarios del mismo. A tales expresiones, se unieron la de algunos plumiferos de poca monta, prestos a rasgarse las vestiduras, ante ciertos homenajes, donde ellos siempre ven la sombra del nazismo. Es raro que sus supuestas simpatías con el nazismo no le impidieran ser invitado por los EE.UU. y dictar cátedra en la Universidad de Harvard.
Hay que ser un verdadero miserable para asociar a ese eminente médico que fue Carrillo, con los nazis, o con supuestas experiencias médicas para curar la homosexualidad, protegiendo a médicos alemanes que pretendían hacerlo. Y además de miserable, mentir descaradamente, para confundir, y sugerir un "costado oscuro" del más grande sanitarista que tuvo el país, que llevó a cabo durante los 8 años de su gestión una política sanitaria, que ni antes ni después nadie quiso igualar.
Quién fue Ramón Carrillo
Obviando detalles de su nacimiento en Santiago del Estero, siendo de una vieja familia de la provincia descendiente de los primeros pobladores del país, en 1923 se recibió de bachiller con medalla de oro y al año siguiente ingresó en la Facultad de Medicina de la UBA, donde obtuvo el título de médico a la edad de 22 años.
Sus notables calificaciones le permitieron ganar en 1930 la Beca de la Universidad de Buenos Aires que le permitió perfeccionarse en Holanda, Francia y Alemania.
Regresó al país en 1933 y por pedido de los Dres. Balado y Arce se le encargó la organización del Laboratorio de Neuropatología del Instituto de Clínica Quirúrgica.
En todos esos años se dedicó al intenso estudio de la neurología, pero también iba reflexionando sobre el lamentable estado sanitario que podía observarse en el país, donde solo sobresalía el célebre Hospital de Clínicas
En 1937 recibió el Premio Nacional de Ciencias y dos años después se hizo cargo del servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital Militar. Esta función le permitió conocer a fondo la realidad sanitaria del país, ya que por esos años muchos jóvenes eran rechazados del Servicio Militar por no tener la aptitud física para encarar las actividades militares. En la mayoría de los casos esas enfermedades estaban relacionadas con la pobreza, muy particularmente en aquellos que provenían del interior.
La insuficiencia de camas, la deficiente situación de los hospitales públicos, donde el Estado no estaba presente, dependiendo de lo que hicieran instituciones de caridad, lo llevaron a pensar que era necesario no depender de esas voluntades caritativas, sino de una política en materia de salud pública.
En 1941 fue designado profesor adjunto de la Cátedra de Neurocirugía, y al año siguiente al morir su maestro Manuel Balado, titular de la Cátedra, se presentó al concurso para reemplazarlo logrando el nombramiento a los 35 años. Sus preocupaciones quedaron explicitadas, al hacerse cargo de la cátedra, diciendo a sus alumnos “…los más nobles sentimientos se pervierten en el vaso impuro del corazón humano si un ideal altruista y de trabajo no lo embalsama, purificándolo del mal de las codicias y de la convicción materialista de que la vida es botín legítimo del más fuerte". Formó allí un grupo de talentosos discípulos, entre ellos Germán Dickmann, Raúl Matera, D. E. Nijensohn, Raúl Carrea, Fernando Knesevich, Lorenzo Amezúa, Jorge Cohen, Jacobo y León Zimman, Rogelio Driollet Laspiur, Juan C. Christensen y Alberto D. Kaplan.
Al asumir Perón el gobierno en 1946, creó la Secretaría de Salud Pública, designando a Carrillo al frente de la misma. Con posterioridad, en 1949, se transformaría en Ministerio.
Al asumir la Secretaría, el panorama de la salud pública argentina era desolador. Excepto los grandes maestros de la medicina que hacían lo que podían en los hospitales, no existía una política sanitaria, a lo que se sumaban las deficiencias ya apuntadas y la falta de insumos. Como no toleraba el amiguismo, ni era complaciente con sus familiares, prohibió que sus dos hermanos médicos, ocuparan alguna función durante su ministerio.
Fue entonces que desarrolló su “Plan Analítico de Salud Pública”, invalorable documento de más de 4000 páginas donde se contemplaban hasta los más mínimos detalles, no solo de lo que debía ser la salud pública sino que incluía las funciones de todos los actores intervinientes en el funcionamiento de una política sanitaria integral.
Sería muy extenso contar todo lo que hizo, lo que escribió, sus constantes preocupaciones. Los datos de su gestión son concluyentes: aumentó el número de camas existentes en el país, que pasó de 66.300 en 1946 a 132.000 en 1954; erradicó epidemias como el tifus y la brucelosis; redujo la mortalidad infantil del 90 por mil a 56 por mil; la sífilis y otras enfermedades venéreas desaparecieron en su totalidad; erradicó el paludismo y disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis de 130 por 100.000 a 36 por 100.00, y también el mal de chagas en una proporción enorme. Diseñó centros de salud, ocupándose hasta del diseño arquitectónico de los mismos, para que fueran confortables, como 4 grandes policlínicos de primer nivel. Hizo construir 234 centros asistenciales, 60 institutos de especialización, 50 centros materno infantiles, y 23 laboratorios y centros de diagnóstico. Creó la primera fábrica de medicamentos del Estado, para que los hubiera a muy bajo precio. Esos institutos de investigación eran fundamentales, porque hasta llegar él, todo era difícil, .
Desde la gestión de Carrillo se comenzaron a cumplir normas sanitarias incorporadas en la sociedad argentina como las campañas masivas de vacunación (antivariólica y antidiftérica) y la obligatoriedad del certificado para la escuela y para realizar trámites. Se implementaron campañas masivas a nivel nacional contra la fiebre amarilla, las enfermedades venéreas y otros flagelos.
Carrillo combatió y triunfó contra el paludismo con núcleos de agentes sanitarios que recorrían rancho por rancho y casa por casa, la salud llegaba a los rincones más remotos de la Argentina.
Algunas de las frases de sus numerosos escritos muestran cual era su concepción de la salud pública: "Mientras los médicos sigamos viendo enfermedades y olvidemos al enfermo como una unidad biológica, psicológica y social, seremos simples zapateros remendones de la personalidad humana.” ”Debemos pensar que el enfermo es un hombre que es también un padre de familia, un individuo que trabaja y que sufre; y que todas esas circunstancias influyen, a veces, mucho más que una determinada cantidad de glucosa en la sangre. Así humanizaremos la medicina". "La medicina moderna tiende a ocuparse de la salud y de los sanos y el objetivo principal es ya no curar al enfermo sino evitar estar enfermo". "La medicina no sólo debe curar enfermos sino enseñar al pueblo a vivir, a vivir en salud y tratar que la vida se prolongue y sea digna de ser vivida". “Actualmente no puede haber medicina sin medicina social y ésta no puede existir sin una política social del Estado. ¿De qué sirve a la medicina resolver científicamente los problemas de un individuo enfermo, si simultáneamente se producen centenares de casos similares por falta de alimentos, por viviendas antihigiénicas –que a veces son cuevas – o por salarios insuficientes que no permiten subvenir debidamente las necesidades? Los problemas de la medicina, como rama del Estado, no podrán ser resueltos si la política sanitaria no está respaldada por una política social”.
Debido a reiterados problemas con varios ministros del gabinete de Perón, a un enfrentamiento con el Vicepresidente, almirante Tesaire, debido fundamentalmente a discrepancias que tenía con ellos por sus profundas convicciones católicas y algunos aspectos de su gestión Carrillo presentó su renuncia el 16 de junio de 1954, yéndose con su esposa y sus cuatro hijos a tratarse de algunos problemas de salud a los Estados Unidos aprovechando para dar una serie de conferencias en la Universidad de Harvard.
Desde allí se enteró de que el ministro de Salud del gobierno revolucionario, coronel Ernesto Alfredo Rottger, había ordenado entrar a su casa, que fue saqueada, apropiándose de cuadros, condecoraciones, medallas, y todo objeto de valor que se encontró. Además, se confiscaron sus escasos bienes, que fueron interdictos. Le costó creer la destrucción de cientos de pulmotores que habían sido adquiridos para combatir la poliomielitis, y que se detuvo de inmediato la construcción de ese monumental hospital que había ideado, y que después se lo llamó el Elefante Blanco, que sería el más grande de Latinoamérica.
Aunque se puso a disposición del gobierno, para que lo investigaran, no consiguió ninguna respuesta, y tuvo que soportar humillaciones, difamaciones, que se lo llamara “ladrón de nafta” y fuera exhibido por las nuevas autoridades como uno de los tantos ejemplos de corrupción.
Se lo investigó de todas las formas posible: se secuestraron sus papeles, se leyeron minuciosamente todos los documentos que había escrito a ver qué encontraban, se investigó a sus colaboradores. Todo aquello que sirviera para enlodarlo, fue revisado escrupulosamente, y no encontraron nada., ni el más mínimo elemento de juicio para poder incriminarlo de algo. Si algo relacionado con el nazismo se hubiera hallado, lo hubieran difundido, por esa manía de atribuirle a Perón simpatías por ese régimen y que había llevado a falsificar documentos oficiales para demostrarlo.
En el canallesco informe de la Comisión Investigadora que presidía el Dr. Julio Martinez Vivot, aunque no se había podido probar nada se hizo constar: “Mostremos sus lacras para los que creyeron y aún creen en ellos observando la verdadera piel de estos falsos corderos. Especialmente para que las generaciones futuras no se dejen impresionar por cantos de sirenas y recuerden una época nefasta y oprobiosa por la que el país ha pasado y que nunca ha de volver a repetirse, Dios mediante”.
Dada su precariedad económica y la imposibilidad de sostenerse en los EE.UU., consiguió trabajo en una empresa minera en Belem do Para (Brasil). Sus últimos meses fueron activos porque a pesar de su enfermedad trabajó en el Hospital Aeronáutico del lugar, y en de la Misericordia. Debió soportar el vejamen de saber que las autoridades, habían pedido a Brasil, que no se le prestara ayuda médica por ser un prófugo de la justicia.
Al analizar exámenes que le habían hecho, supo que le quedaban pocos meses de vida, y a pesar de ello siguió trabajando hasta que tuvo un derrame cerebral, que fue el prolegómeno de su muerte. No pudo contar con la ayuda de uno de sus discípulos que se negó a viajar para operarlo y tratar de salvarle la vida.
Murió el 20 de diciembre de 1956, y no autorizaron a sus familiares a trasladar sus restos a Santiago del Estero donde había nacido.
Recién en 1965, se le devolvieron a sus hijos sus dos únicas propiedades. Una de ellas, la quinta de Adrogué, tenía una hipoteca por el 80% de su valor.
Finalmente en 1972, durante la presidencia de Lanusse, se pudieron trasladar sus restos desde Brasil, a su provincia de Santiago del Estero.
* El autor publicó originalmente este escrito en su muro de Facebook. Reproducido por Río Bravo el 18 de mayo de 2020.
Murió Amadeo carrizo.
Hoy murió Amadeo Carrizo, y necesito escribir algo.
Amadeo marcó mi vida, escribo, y cuando digo esta frase en voz alta siento un ardor en la boca del estómago, algo así como un fuego que va subiendo por el pecho hasta que llega a mis ojos, se me cae alguna lagrima y sigo pensando cómo explicar que un arquero, un tipo que no conocí, que no vi jugar en vivo, me haya marcado tanto a mí que me toco nacer 18 años después de su retiro como futbolista , allá por 1970, en Millonarios de Colombia.
No sé la fecha en que me enteré de la existencia de Amadeo, si me acuerdo de la anécdota fundacional. Calculo que en ese micro inconsciente colectivo de mi casa era de esos personajes recurrentes. Las anécdotas de mi viejo tenían esa magia, mientras contaba algo introducía personajes de la cultura y de la política: Atahualpa, Mercedes Sosa, el negro Olmedo, Alfonsín, Perón, la máquina, el Beto Alonso, Pepe Santoro, Rojitas, el Racing de José, Bochini y muchos equipos y jugadores que son símbolos del fútbol Argentino.
Pero así eran las historias de mi viejo: podía estar contándote una anécdota de cómo una vez una tormenta lo hizo esconderse debajo de un carro y al terminar la historia quien lo había escuchado atentamente salía sabiendo quién era el Chacho Jarolavsky, por ejemplo. No sé cómo hacía, pero a mí me pasaba sobre todo con el fútbol, yo escuchaba las historias de mi viejo como en una especie de “atención flotante”, lo miraba hasta que aparecía un gesto. Un torrente de sangre que se veía en las venas de sus ojos, eso indicaba que ese era el momento exacto en que iba a decir lo que realmente importaba, a veces era más explícito, a veces no tanto, pero el mensaje llegaba.
Y así fue como apareció Amadeo. Yo habré tenido 8 años y mi viejo empezó a contar algo, la historia parecía ser la de dos niños que eran primos (mi viejo y su prima), que ante la orden de un mayor de la familia iban a buscar las vacas para encerrarlas en un corral mientras que una radio portátil transmitía la final de la Libertadores del año 66.
El relato de mi viejo es fantástico, tal vez el mejor que le escuché. Mientras transcurren las peripecias de estos niños entre vacas, perros y corrales, la radio portátil que cuidadosamente estos niños habían atado a un árbol, iba reproduciendo las alternativas del match. Mi viejo hizo que el protagonista de esa historia sea Amadeo Carrizo, hace poco descubrí que en Internet estaba el partido completo, lo vi y elijo mil veces la versión de mi viejo.
En síntesis, River, después de ir ganando 2 a 0, pierde 4 a 2 en el alargue, sobre el final. De ahí el apodo gallinas.
Demasiados valores en una anécdota: por un lado mantener las convicciones en la derrota aunque te digan gallina, por el otro sostener la humildad en la victoria, no festejar antes de tiempo.
Luego el azar hizo lo suyo, un día de verano veníamos en el auto con Héctor (mi papá) y mi tío Vicente, que en vacaciones siempre venía desde Bs As con mi tía tita a pasar unos días al campo. Creo que ellos venían hablando de cuántos litros de agua salen por minuto con una bomba de agua semisurgente, yo mientras tanto escuchaba en la radio del auto la AM 630 Radio Rivadavia, “la oral deportiva”. En verano era la época en que los 5 grandes jugaban el “tornero de verano”. Todo transcurría así hasta que de la nada en la ruta aparecen unas cajas y un montón de papeles desparramados. Vicente clavó los frenos, paramos a un costado, bajamos, de inmediato identificamos que no era basura: había libros, revistas, casetes TDK, todo el material era futbolístico. Yo me ilusionaba con la idea de poder llevarlo a casa, ya estaba planificando cómo ordenarlo en mi habitación, pensando las horas que iba poder gastar esas vacaciones con todo eso que estaba ahí. Era una época en la que no había Internet y eso para mí era la panacea: revistas “Goles”, “El gráfico”, “Ole”, vídeos con goles de los mundiales comentados por Bonadeo. En ese momento de éxtasis, donde todos mis sentidos estaban al tope, en ese preciso instante las voces de mi tío y Héctor me volvieron a la realidad de una forma muy fría.
- Esto debe ser de un periodista, dijeron, vamos a juntar todo y a llevarlo a la comisaria, si quien lo perdió lo desea recuperar lo primero que va a hacer es ir ahí.
Pero claro… qué ingenuo fui, cómo yo iba a pensar que estos tipos tan "rectos", digamos así, me iban a permitir llevarme algo que no era mío. Maldije por dentro mucho, demasiado, todavía puedo recordar la sensación de bronca, me hervía la sangre, tenía las manos calientes y el sol del verano me golpeaba fuerte, parecía que los rulos de mi cabeza desprolija se iban a prender fuego. Me fui calmando, a regañadientes ayudé a subir las cosas al auto, y mientras nos dirigíamos a la comisaria mi papá gira desde el asiento del acompañante y me dice:
- Tomá, éste te lo podes quedar
Era un libro: “Amadeo, el arte de atajar”. Y en la tapa estaba la cara del gran Amadeo con su boina. Alguna vez lo imité, durante mucho tiempo usé boinas. En ese libro él recorre su carrera dejando mensajes y describiendo los secretos del arco.
Esas anécdotas marcaron para siempre mi forma de relacionarme con el fútbol, los grandes equipos de los 60 y 70, los grandes estadios, las grandes muchedumbres, lo popular; entendí que es una herramienta fantástica para relacionarse y construir valores, que el fútbol es algo más, que a los futboleros nos atraviesa de otra forma, nos marca. Después conocí a Menotti y me llegaron los conceptos del fútbol como hecho cultural, y también entendí cómo todos esos valores el capitalismo lo fue transformando en otra cosa en función de su dios que es el dinero. pero ese es otro tema. Hoy simplemente quería escribir esto sobre Amadeo : ojala él haya sido consciente de lo que generó en algunas personas. Hasta siempre, maestro, gracias por todo.
Publicado por Río Bravo el 20 de marzo de 2020.
Las efemérides me aburren tremendamente. Son el lado más vago del periodismo. Las efemérides deberían servir para contar las historias paralelas y nunca contadas de las historias oficiales. Sino siempre se repite lo que ya está en wikipedia.
Se cumplen 50 años del día que el militar, dictador y presidente de facto Juan Carlos Onganía cortó la cinta inaugural que abrió el paso al cruce subfluvial entre Santa Fe y Entre Ríos. La historia de su construcción estuvo a cargo de personas mucho más agradables y menos nefastas que Onganía, que poco tuvo que ver más que para venir a cortar la cinta.
Pero lo que quiero contar es otra cosa. El nuevo Túnel debía ser recibido también con un acontecimiento cultural. Con el propósito de organizar los festejos de su apertura, el gobierno de la provincia de Santa Fe convocó a muchas instituciones para organizar lo que se llamó la Semana del Túnel o Expo Túnel desde el 6 al 13 de diciembre de 1969.
Fue José María “Cocho” Paolantonio, recordado como un activo miembro del movimiento teatral santafesino, y que por aquel año vivía en Buenos Aires trabajando como secretario de Extensión Cultural del Instituto Di Tella, quien propuso para la Expo a la artista argentina Lea Lublin, dado que, casualmente, había llegado de París, donde acababa de presentar dos instalaciones artísticas con mucho suceso:
"Lea Lublin aceptó la propuesta, ya que la misma se acercaba a su idea estética de generar arte interactivo que permitiera la participación de la gente vinculando el acontecimiento con la sociedad. Paolantonio cuenta `...para acentuar más esta decisión convinimos en que el título de la obra estuviera directamente vinculado con ella. De una reunión entre todo el equipo de la Secretaría nació lo del Fluvio Subtunal que significaba la respuesta artística a la construcción física. El nombre se le ocurrió a Luis Verdi´” . (El Litoral. 29/10/2010)
El visitante se metía en distintas habitaciones y atravesaba una experiencia, una especie de “arte experiencial”, combinado con el estilo de los happenings que surgieron en Nueva York y que en Buenos Aires también se hacían en el Di Tella, donde había una mezcla de arte callejero con una participación activa del espectador. Pero fue la primera vez que se ponía en práctica en nuestra ciudad, lo que significó un furor entre el público que pudo apreciarlo.
La obra de Lea Lublin fue la culminación de una serie muestras que ofrecieron a los santafesinos el encuentro con una forma artística hasta entonces poco conocida. La Expo Túnel fue un hito en la historia del arte de nuestra región, pero no sólo fue una muestra de vanguardia plástica sino también musical. Al respecto el músico y periodista santafesino Daniel Caminiti relata esta característica recordando aquel acontecimiento:
“Era la Expo 69, durante una semana hubo varios artistas que llegaron a la ciudad: Mercedes Sosa, la Porteña Jazz Band, el Gato Barbieri y también Almendra. Ahí lo escuché por primera vez a Luis Alberto Spinetta y descubrí lo que era la improvisación, la zapada en el rock, algo que no había visto nunca en mi vida”. (Daniel Caminiti - El Litoral. 10/03/2012).
Otro músico y periodista de la ciudad que también presenció aquella “Semana del Túnel” fue Hugo Tredici, y cuenta sobre la misma:
“Estaba terminando la escuela primaria, muy enganchado con toda la movida beat de la época: Los Gatos, Pintura Fresca, Trocha Angosta; y fui a la Expo Túnel, en el escenario que se armó en la costanera, a ver a Almendra como a un grupo más de esa movida. No reparé en que ese tipo que estaba cantando y tocando la guitarra luego iba a tener tanta influencia en mí. Yo conocía al grupo por un tema, Gabinetes Espaciales, que estaba en un disco que compilaba canciones de distintos grupos; recuerdo que al lado de El Extraño de Pelo Largo, o Sobre un Vidrio Mojado, de Kano y los Bulldogs, el tema aparecía como algo totalmente raro. Desde el sonido, desde la lírica de la poesía, uno se preguntaba ¿qué está cantando este tipo?”. (Hugo Tredici - El Litoral. 10/03/2012).
También tocaron grupos de rock de Santa Fe, que empezaban a surgir con canciones de autor en castellano como el grupo Them. Cuentan quienes estuvieron allí ese día que el público local aplaudió hasta más fuerte que a los capitalinos Almendra. Sin embargo no existen ni se han encontrado aún registros fílmicos, sonoros o fotográficos de aquellos recitales, por lo que sólo la memoria de quienes estuvieron presentes puede acercarnos con el relato de sus recuerdos las sensaciones y vivencias de los hechos ocurridos. El historiador santafesino Mario Daniel Andino estuvo presente también en ese recital de Almendra y lo cuenta así:
“Hubo una semana de festejos en la costanera donde se hizo la Expo Túnel, donde actualmente está el Parque de la Locomotora. Se había instalado un escenario donde tocaban distintos grupos musicales, de distintas corrientes, y entre ellos actuó Almendra. Spinetta vino a Santa Fe en su etapa inicial, muy fuerte, muy gloriosa… recuerdo personalmente haber estado, escuchar Muchacha ojos de papel con aquel flaco extraño que desde arriba cantaba con una voz un poco susurrante y que no tenía nada que ver con los cánones de los cantantes más gritones o que declamaban otra cosa. No fue un show masivo, habíamos quedado un pequeño grupo para escucharlos, pero se notaba ya que era algo diferente, y comenzaba una adhesión casi de culto con el público… hubo un culto desde el comienzo; no es que se mitificaron después, sino que creo que hubo un ‘darse cuenta’ desde el inicio que ahí había un nivel diferente”. (Mario Andino).
Por último el testimonio de Mario Zanor, plomo del grupo Them, recuerda lo que muchos hoy creen imposible, haber escuchado Almendra primero en vivo que en radio o en disco:
“Al comienzo la única forma de escuchar rock era yendo a los recitales. Después aparecieron el Peiso y Bergesio, pero era prácticamente nada lo que había en radio. Había que ir a ver a los grupos en vivo, porque tampoco era fácil conseguir discos. (…) Yo era plomo del grupo Them, porque colaboraba con mi hermano Horacio que tocaba la guitarra ahí. Y gracias a eso pude escuchar al grupo Almendra dos veces, una en Candy y otra en la Expo Túnel, donde recuerdo hicieron el tema Gabinetes espaciales que era una locura. Escuché a Almendra en vivo antes que por la radio o por discos...”. (Mario Zanor).
No se sabe con exactitud qué día Edelmiro Molinari, Rodolfo García, Emilio del Guercio y Luis Alberto Spinetta estuvieron en Santa Fe. Lo que sí se sabe es que entre el público también estaba Alcira Luengas, una joven estudiante de cine del Instituto de Cinematografía de la UNL, quien quedó deslumbrada con Almendra y decidió realizar un documental sobre el grupo. Esta realización tampoco es reconocida en la historia oficial de la filmografía del cine argentino y nadie recuerda a Alcira como una de las primeras documentalistas de rock de la Argentina. Pero esa es otra historia.
Reproducido por Río Bravo con autorización del autor el 13 de diciembre de 2019.